lunes, 27 de julio de 2020

No hizo ningún signo en su Patria


No hizo ningún signo en su Patria

         Del Padre Leonardo Castellani

El primer atentado contra Jesucristo se llevo a cabo en su ciudad natal, o por lo menos por tal tenida, no quiso hacer milagros en Nazareth (o mejor dicho "no pudo", como dice Marcos) y se pusieron furiosos. No pudo hacer milagros "por su incredulidad"; y sin embargo parece que tenían credulidad hasta de sobra, pues esperaban que hiciese allí más milagros que en parte alguna por ser "la patria suya, donde se había criado". Y El leyó en la Sinagoga la profecía de Isaías sobre los milagros del Futuro Ungido, plegó el papiro, lo entrego al sacristán (y todos los ojos estaban puestos en el) y empezó su explicación diciendo: "Esta escritura se ha cumplido hoy en vuestros ojos".

Pero después, cuando vieron que no hacía más milagros que en Cafarnaúm (pues solo sano unos pocos enfermos) y cuando Él les explicó la paradójica razón:
"justamente por ser mi ciudad", se llenaron de ira, se levantaron y lo echaron de la ciudad. Y siguiéndolo hasta el barranco donde el poblado moría, querían, desbarrancarlo.
Por qué no lo hicieron, no se sabe. "Él se fue, pasando tranquilo en medio de ellos." Quizá esa misma tranquilidad se les impuso.
Esta ira pueblerina, este tumulto de zotes, este homicidio frustrado e inmotivado son cosa bien rara. Pero no nos asombremos: detrás está "el fermento farisaico", como le llamo Él mismo, la mano negra del hipócrita.
El farisaico fermento aparece en primer lugar en la esperanza de un Mesías bizarro, arrogante, jayán, dominador y belicoso. ¡Y este hombre tranquilo, sedado y levemente melancólico...! Allí conocían a su padre, a su madre y a sus hermanos Jaime, Jose, Juda y Simon y a sus hermanas, la parentela entera; y le habían visto manejando el cepillo y la azuela,.. ¡Qué Cafarnaúm ni que ocho cuartos!
Ocho cuartos son dos enteros. Dos enteros son dos reales. ¿Por qué decir ocho cuartos pudiendo decir dos reales? Aquí no hemos estado en Jerusalén, pero sabemos, me parece, lo que son dos reales... En Cafarnaúm dicho ocho cuartos, son idiotas...
El otro fermento más farisaico todavía es reconocerlo como Mesías, pero adjudicarlo a la ciudad de Nazareth, "que casi lo vio nacer." Esas adjudicaciones nacionales son muy comunes y naturales y parecería que Cristo no debería echarlas tan a mal. ¡Si las habré oído yo hacer en Italia y en España, países de arraigada fe! Y en la Argentina, país de fe dormilona.
"Dios es criollo", "Dios es francés", "Dios es alemán", "Dios es español"... Parece que le basta a Dios a oír eso para marcharse sin hacer milagros. ¿Qué malicia tan grande habrá en esa cariñosa apropiación de paisanos? Vea ¿no? —como dicen los gauchos. Cristo no dio otra razón más que esa: "No hago milagros aquí porque soy de aquí; hago milagros en el extranjero." Dios es extranjero.
Mas yo oigo sin cesar sermones en que se promete la ayuda de Dios, incluso milagrosa, a los naturales de una región por el solo hecho de ser de ella, por la profunda y arraigada fe que siempre ha distinguido a este pueblo, por la santidad de nuestros padres y nuestras gloriosas tradiciones. Este es inocente fariseísmo.
Y este inocente fariseísmo puede terminar por un atentado contra Cristo. Ya es un atentado hacerlo servir al pobre para sermones vanos, presuntuosos, adulones y vacios.

Oración a un Dios extranjero:

Juan José Cabadas

Jesús:
Te conocemos tanto
que ya te consideramos nuestro.
Y, tanto es así, que pensamos que nuestras oraciones,
accionan un mecanismo inexorable
por el que sí o sí,
nos has de obedecer.
Porque si no concedes lo pedido,
nos hierve la sangre
y nos enojamos como si tu nos debieras…
Creemos que pesan nuestros méritos
más que tu Gracia
y olvidamos nuestros respectivos lugares
hasta tal punto de que creyendo saber,
no sabemos, en realidad, quién eres
ni quiénes somos.
Caemos en el graso error de los fariseos
que  creyéndose dueños de la religión
no supieron reconocerte,
como aquel que en el Templo
se alababa a sí mismo
y regresó a su casa tal cual como salió,
sin gracia ni perdón,
por creerse santo.
Y como conocidos y compinches
te tratamos de igual a igual,
porque sos el Barba, el Flaco,
porque Dios es argentino
y entre gauchos nos hacemos gauchadas…
Como la gente de tu tiempo,
entre tus coterráneos
quienes por creerte conocido
te exigían prodigios…
pasaste entre ellos para continuar tu camino
porque no encontraste fe,
que te dejara hacer un milagro.
Y pasas por entre nosotros
y como no encajas en lo que esperamos
pasas por nuestras vidas… pero pasas de largo
y no te retenemos porque no tenemos cómo,
te perdemos por creernos seguros de que nos perteneces
y no pedimos la fe para reconocerte
y, más que pretenderte para nosotros,
darnos a Tí…
Te pedimos humildad para saber que nada merecemos
y agradecerte cada cosa que nos das,
no por hacer justicia sino por tu infinita caridad…
Haz que sepamos pedir y esperar
con un espíritu de niños
que se dejan sorprender por el regalo
porque aún, habiéndolo pedido
saben que nada han hecho para recibirlo
sino simplemente, esperarlo.

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